viernes, 8 de mayo de 2009

De Muletas, Transportes y Cortesías; aquí no se habla.

Hace no mucho, tuve que responder a la pregunta "¿En qué andas?" y no se refería al medio de transporte que utilizo... era para saber a qué me dedicaba. El punto es que no había tenido antes, intención de responder a esa pregunta con toda honestidad. Lo común es cuando pregunta alguien "¿Cómo te va?", y en una glorioso santiamén podemos mandarlo severamente a la fregada con un rebuscadamente inválido "bién" por toda cortesía y respuesta.

Hace unos 5 meses una amiga (algo necia ya), mencionaba acaloradamente la necesidad de hablar sin muletillas en la vida diaria. Que yo supiera, las muletillas son esas palabrillas (jaja ya sonaré a Flanders) innecesarias que se cuelan en el flujo de nuestro discurso, demostrando nuestros breves accesos neuróticos y entorpeciendo bastante el curso del habla, bueno, este, supongo que eso son, porque, bueno, eso fue lo que me han dicho...

Dejando de lado la igualmente innecesaria estupidez que recién escribí; como dije, eso era lo que yo tenía entendido por muletillas. Mi amiga me aclaró que los monosílabos y las palabras que por motivos nulos han sido implantados en nuestra forma de hablar, a menos que consideres las cortesías un motivo verdadero... son muletillas igualmente, sólo que esas no las discriminamos, porque fueron creadas para ser bien vistas y es tremendamente dificil deshacerse de ellas, ya que parecieran venir desde que mamamos por primera ocasion del pecho materno.

¿Y que si es dificil? ¡Vaya si no! Recuerdo en otra ocasion, una dama adulta que por un asunto de trabajo social pretendía fraternizar conmigo, me dijo que ignorara decirle DOÑA M... y le hablara por su nombre de pila. Basta decir que en ese momento aquello me hizo caerme de espaldas (o al menos pensarlo). Como carajos se espera que abandone una práctica por la que me han felicitado, aplaudido, y en fin, recompensado y reforzado de centenares de formas desde antes que supiera el axioma del 1+1=2.

Lo anterior me recuerda a una de esas creativas canciones (no puedo encontrar un calificativo más adecuado) que de alguna forma conozco y tarareo sin saber realmente porqué lo hago. La canción dice "no se puede corregir a la naturaleza, árbol que crece torcido, jamás sutronco endereza." me parece que la cancion se llama "el gran varón"... y es una realidad lo dificil de esta clase de condicionamientos y lo profundo de su apego dentro de la psique humana, pero de que se puede ignorarlos, se puede. Conozco casos vivos que lo demuestran.


De algún modo respondí a esa pregunta. Es más que obvio que la respuesta se da por sí sola, cuando hago un sencillo recordatorio de mis actividades a lo largo del mes. Lo inusual de "¿En qué andas?" es que casi nadie pregunta, ni espera conocer la respuesta a eso. Mencionar la escuela y algún dilema o problema con ella, resultaría perfectamente normal, mas no correcto, pues se evade la pregunta; y esto es enmascarar mis acciones ante alguien más. Si no tengo pudor de ocultarle a otros lo que hago, ¿qué me señala que no genero reservas para revelarme a mí mismo lo que hago? Probablemente, querido lector o lectora, en este punto ya las referencias te habran hartado, la ironía quizás atractiva del inicio de la nota se haya desvanecido, y el imprudencial uso de palabras esté dejando de hacer efecto en tí. Pero si algo de lo que decía este mismo párrafo antes de dirigirme a tí personalmente, te suena conocido, entonces eres bienvenido a mi mundo.

La falta de confianza y certeza es un gran mal de nuestro tiempo. Desafortunadamente, en todo hay oportunidad para hacer negocios, y esto no excluye a este mentado malestar. Confiar en las personas puede ser arriesgado, confiar en Dios puede ser seguro, si se lo cree con vehemencia, pero creer en uno es vital, y no sólo para seguir existiendo, sino para Vivir.

Sigo odiando a Facebook, pero ayer coqueteé con él. Le dedico media sonrisa, traicionera y falsa, pero sonrisa al fin.

No hay comentarios: