Skilla odiaba, a la vez que admiraba al romano... pese a sus capacidades; sentía envidia de aquel hombre que podía ver el pensamiento de tantos otros; conocer la sabiduría de siglos... simplemente leyendo.
Skilla no comprende el extraño placer de Alabanda, quien no mide su capacidad en cuántas flechas puede lanzar por minuto, o cuántos hombre puede derribar en un día; sino, cuántas lenguas podía aprender en un año, cuánto podía aprender en un mes, o cuántas cosas podía descubrir escudriñando una página.
Sin duda, lo más sorprendente, (y con seguridad, no sólo para Skilla, sino quizás para Kyouya también) es que estos hombres hayan podido leerlos (Suou y Jonás); conocerlos desde fuera como si los viesen por dentro.
¿Su nivel de cultura? ¿Acaso un don caprichoso que sólo afecta a algunos? No hay manera de medir, comprobar, o afirmar con certeza que exista tal don... ¿O sí?
Imagino que la tremenda molestia de ambos estaba en que, lo menos deseable era rebelarse al mundo, cuando aquellos hombres podían entenderlos; traspasar sus habituales defensas y conocer la intimidad de sus pensamientos y opiniones.
¿Hay algo más íntimo que comprender a alguien? ¿Existe algún acercamiento más fuerte que éste? Después de todo, qué aterra más que decir la verdad "Tengo miedo", "No lo sé", "No te quiero", "Te quiero", "No entiendo", "No lo hice", "Yo lo hice"...
De momento, Skilla ha fallecido. Kyouya parece estar aprendiendo a vivir con eso, y al abrir su mente, ha dado pie a, quizá, abrir su corazon... Lo cual, me parece de su parte, una postura muy interesante...
Surge como para generar esa palabra indecisa que se libera por poquitos entre susurros.
miércoles, 9 de diciembre de 2009
viernes, 4 de diciembre de 2009
Inconvenientes bienintencionados
El Sol te pega de frente. Aún con los ojos cerrados, te das cuenta por el rojo intenso dentro de tus párpados.
Intentas separar los párpados. Un destello brillantísimo; imposible abrirlos ahora.
Tus manos tocan tu cabeza instintivamente, luego la superficie en la que estás acostado. Un instante después algo te hace sombra.
Abres ahora los ojos y ves una irregular mancha azul con bordes negros...
Hay cuchicheos a tu alrededor
Tus oídos liberan un (Popp) y ahora escuchas voces a mediano volumen...
-¡Fue totalmente repentino!
-¡Pero yo ví que alguien le habló!
-Como sea... ¡que llamen un ambulancia...!
-¡Dios Lo proteja!
-Mire lo que ha hecho... ¡condenado! es... ¡sólo un niño!
Recuerdas ahora algunas series de TV y películas con diálogos similares; no sabes aún si lo que ves es una pantalla o qué sucede con exactitud...
-¡Ya callense! miren: está abriendo los ojos- dice una voz algo más inquietante que las otras
Tras un breve esfuerzo, tu enfoque se adapta a las formas negras y entiendes que se trata de personas que insistentemente te miran: algunos con caras llenas de preocupación, un par de damas que se cubren la cara al borde del llanto y un sujeto de lentes con cara palidísima...
-hijo... ¿estás bien?
-... No ... no soy su hijo- respondes sin resentir mucho ya el brillo y te incorporas hasta quedar sentado. Un sabor algo desagradable te hace pasar el dorso de la mano por la boca. No lo habías notado hasta que hablaste.
Las damas chillan, y el de los lentes hace muecas.
Escupes y suspiras...
-estoy bien...(pero alguien me va a matar) - dices, ahora con la conciencia del susto que has dado...
Minutos antes andabas meditabundo y con audifonos puestos, aprovechando a pasear gracias al frío y falta de sol momentáneos. Precisamente la intermitencia de la luz solar te ha fastidiado (o sale o no sale; que se decida, ¿no?)
Sabes, no obstante, que deberías estar en casa; que no debes exponerte al sol, al menos no hasta dentro de 24 horas más.
Haz volteado antes de cruzar, pero algo se ha caido con un leve sonido.
Ignoraste y cruzaste... bueno, comenzaste a cruzar, pero alguien tuvo la malsana intención de ser buena gente y te ha gritado para devolverte lo que se ha caído.
Volteaste...
un claxon...
10 minutos después, con algo de pena, declaras que has actuado mal.
La persona que te avisó de la cartera que se te cayó, no cabe en sí por la culpa... tiene la mirada perdida y se dice compulsivamente (es mi culpa... yo le grité...)
Sientes más pena aún y tranquilizas al conductor.
Explicas que sí fuiste golpeado, pero sólo has recibido el daño al caer de espaldas, golpeándote la cabeza, y que habrás perdido el sentido en el pavimento un par de minutos. La sangre en tu boca es inevitable, mencionas; pues aún no sana tu extracción de muela de hace 2 días... y ultimamente al escupir, no es raro que hayan manchas rojas...
Para que te crean das un par de saltos. Estas dispuesto a irte... y sucede la verdadera tragedia...
La ambulancia que alguien pidió ha llegado inconvenientemente pronto (contrario a la constumbre); la prensa ha comenzado a tomarte fotos ahora que el anillo humano que te rodeaba te ha liberado... y un auto en la esquina quema llantas al frenar... ¡es tu madre!
Te aterras... (cómo fue que... ¡ahhh! ¡mi estúpida cartera....!)
Son como 5 para las 9... y algo te dice que será un largo largo día...
Intentas separar los párpados. Un destello brillantísimo; imposible abrirlos ahora.
Tus manos tocan tu cabeza instintivamente, luego la superficie en la que estás acostado. Un instante después algo te hace sombra.
Abres ahora los ojos y ves una irregular mancha azul con bordes negros...
Hay cuchicheos a tu alrededor
Tus oídos liberan un (Popp) y ahora escuchas voces a mediano volumen...
-¡Fue totalmente repentino!
-¡Pero yo ví que alguien le habló!
-Como sea... ¡que llamen un ambulancia...!
-¡Dios Lo proteja!
-Mire lo que ha hecho... ¡condenado! es... ¡sólo un niño!
Recuerdas ahora algunas series de TV y películas con diálogos similares; no sabes aún si lo que ves es una pantalla o qué sucede con exactitud...
-¡Ya callense! miren: está abriendo los ojos- dice una voz algo más inquietante que las otras
Tras un breve esfuerzo, tu enfoque se adapta a las formas negras y entiendes que se trata de personas que insistentemente te miran: algunos con caras llenas de preocupación, un par de damas que se cubren la cara al borde del llanto y un sujeto de lentes con cara palidísima...
-hijo... ¿estás bien?
-... No ... no soy su hijo- respondes sin resentir mucho ya el brillo y te incorporas hasta quedar sentado. Un sabor algo desagradable te hace pasar el dorso de la mano por la boca. No lo habías notado hasta que hablaste.
Las damas chillan, y el de los lentes hace muecas.
Escupes y suspiras...
-estoy bien...(pero alguien me va a matar) - dices, ahora con la conciencia del susto que has dado...
Minutos antes andabas meditabundo y con audifonos puestos, aprovechando a pasear gracias al frío y falta de sol momentáneos. Precisamente la intermitencia de la luz solar te ha fastidiado (o sale o no sale; que se decida, ¿no?)
Sabes, no obstante, que deberías estar en casa; que no debes exponerte al sol, al menos no hasta dentro de 24 horas más.
Haz volteado antes de cruzar, pero algo se ha caido con un leve sonido.
Ignoraste y cruzaste... bueno, comenzaste a cruzar, pero alguien tuvo la malsana intención de ser buena gente y te ha gritado para devolverte lo que se ha caído.
Volteaste...
un claxon...
10 minutos después, con algo de pena, declaras que has actuado mal.
La persona que te avisó de la cartera que se te cayó, no cabe en sí por la culpa... tiene la mirada perdida y se dice compulsivamente (es mi culpa... yo le grité...)
Sientes más pena aún y tranquilizas al conductor.
Explicas que sí fuiste golpeado, pero sólo has recibido el daño al caer de espaldas, golpeándote la cabeza, y que habrás perdido el sentido en el pavimento un par de minutos. La sangre en tu boca es inevitable, mencionas; pues aún no sana tu extracción de muela de hace 2 días... y ultimamente al escupir, no es raro que hayan manchas rojas...
Para que te crean das un par de saltos. Estas dispuesto a irte... y sucede la verdadera tragedia...
La ambulancia que alguien pidió ha llegado inconvenientemente pronto (contrario a la constumbre); la prensa ha comenzado a tomarte fotos ahora que el anillo humano que te rodeaba te ha liberado... y un auto en la esquina quema llantas al frenar... ¡es tu madre!
Te aterras... (cómo fue que... ¡ahhh! ¡mi estúpida cartera....!)
Son como 5 para las 9... y algo te dice que será un largo largo día...
martes, 24 de noviembre de 2009
Una vez más estaba ahí.
Veía en tranquilidad ese mar de casas y cosas que, algo agrietadas por los siglos, se esmeraban por estar aún de pie. Se preguntó si antes ya habría existido una vegetación tan densa como la que se adivinaba en el verdor al interior de los exquisitamente renovados cascarones.
Le gustaba ese “mar” era suyo y lo contemplaba (siempre que podía) en silencio y con admiración. Le gustaba también el otro mar, el de todos: El que salía en las fotos. Pero de algún modo, su mar tenía menos sal y eso, al menos, era algo que prefería…
Sabi, Kenya y Dulce llegaron. Eso supuso que el silencio se tiraba por la borda en ese momento.
Pero… ¿y Vanesa?
Vanesa nunca llegaba la última a su desayuno. A decir verdad, Mónica la encontraba a veces antes que todas; y en la misma actitud que ella recién abandonó al encontrarla sus compañeras.
A pesar que habían comentado lo mucho que les gustaba esa vista, y cosas menores; Mónica nunca había dicho su mar delante de Vanesa, ni mucho menos ante las otras chicas. Mónica no era temerosa, ni retraída, pero sentía que así como ella llamaba su mar a esa extensión de cielo y tierra (sin mar de hecho…) había algo de privacidad en el concepto. Alterar eso no era algo que precisamente buscara.
Vanesa había sido su mejor amiga desde hacía algún tiempo. Vanesa parecía ser excelente para entender cualquier cosa… desde un corazón roto que implicara aconsejar pacientemente alrededor de las 2 y 4 am, o acompañarla a casa en transporte público (afirmando no necesitarlo) sólo para platicar unos instantes más cara a cara. Pero su intimidad era algo extraño. Vanesa era buenísima escuchando, quizás demasiado y el tiempo no le rindiese para dar algo a confiar en secreto, algo que valiera la pena aguantarse contar…
Quizás el único secreto que Mónica se reservaba revelar a Vanesa, era su mar.
Vanesa llegó luego de algunos minutos.
-¡Uun libro que presté el sábado!- dijo sonriente por toda explicación e instalándose en una silla en vista al mar de Mónica, saludó a todas las chicas.
-¡Vaya, vaya! Qué gusto que hayan vuelto…- dirigiendo significantes miradas a las gemelas, Dulce y Kenya- ¿Y cómo estuvo el congreso?- Esto último con un acentito que era común en ellas para incitar confesiones…
-Digo, el no venir el viernes por “estar ocupadas” como a mí me informaron… significaría más que asistir a una exposición…¿ no creen?
-Pues… Kenya ya tuvo evento el fin con sus nuevos amiguitos
-¡Dulcee!
Mónica las veía bromear de chicos y notó demasiado entusiasmada a Vanesa. Es decir, era común molestarse entre sí con esos temas… pero normalmente era Mónica quien encabezaba esas inquisiciones de novios; y nunca, que ella recordara, nunca había sido Vanesa quien las iniciara.
Vanesa la vio mirándola pensativamente.
-¿No estás muy apagada hoy?
-¿No estarás tú muy alegre?
-Patines nuevos… ya sabes, te había dicho que llegaban estos días…
-¿Sólo eso?- ahora Mónica preguntaba con una ceja derecha que refería a un tema particular… anulando las otras respuestas que la pregunta pudiese entender por respuesta.
-Estabamos hablando de Kenya, ¿no?
Mónica con ánimo renovado dejó a Vanesa al percibir su leve estremecimiento.
Cuando ya se iban, Vanesa portaba la pajilla del día, extraída su té (originalmente) helado. Al llegar al paradero de autobuses, dijo una excusa y volvió sola en dirección a la escuela. Antes de perderla de vista, Mónica distinguió cómo se colocaba los audífonos.
No quiere venir hoy conmigo. No quiere platicar en la privacidad de los asientos traseros del autobús. En conclusión: No quiere que sepa de algo… y creo que es un alguien.
-Bah, ya caerá. Es de esperarse- susurró para sí misma.
Sabi le dedicó una mirada a la dirección donde partió Vanesa, y luego inquisitiva vio a Mónica. Ésta última entendió que al momento Sabi ataba cabos sobre algo, ojalá estuvieran pensando en la misma frecuencia.
Su autobús llegó y sólo pudo decirle a Sabi.
-No me lo cuentes… ¡es más divertido hacer que hablen!
Con una sonrisa de complicidad ambas se dieron adiós agitando las manos. Y las gemelas algo confundidas se rieron con Sabi. Haciendo saludos militares (idénticos) a Mónica, sin parar de reir.
Le gustaba ese “mar” era suyo y lo contemplaba (siempre que podía) en silencio y con admiración. Le gustaba también el otro mar, el de todos: El que salía en las fotos. Pero de algún modo, su mar tenía menos sal y eso, al menos, era algo que prefería…
Sabi, Kenya y Dulce llegaron. Eso supuso que el silencio se tiraba por la borda en ese momento.
Pero… ¿y Vanesa?
Vanesa nunca llegaba la última a su desayuno. A decir verdad, Mónica la encontraba a veces antes que todas; y en la misma actitud que ella recién abandonó al encontrarla sus compañeras.
A pesar que habían comentado lo mucho que les gustaba esa vista, y cosas menores; Mónica nunca había dicho su mar delante de Vanesa, ni mucho menos ante las otras chicas. Mónica no era temerosa, ni retraída, pero sentía que así como ella llamaba su mar a esa extensión de cielo y tierra (sin mar de hecho…) había algo de privacidad en el concepto. Alterar eso no era algo que precisamente buscara.
Vanesa había sido su mejor amiga desde hacía algún tiempo. Vanesa parecía ser excelente para entender cualquier cosa… desde un corazón roto que implicara aconsejar pacientemente alrededor de las 2 y 4 am, o acompañarla a casa en transporte público (afirmando no necesitarlo) sólo para platicar unos instantes más cara a cara. Pero su intimidad era algo extraño. Vanesa era buenísima escuchando, quizás demasiado y el tiempo no le rindiese para dar algo a confiar en secreto, algo que valiera la pena aguantarse contar…
Quizás el único secreto que Mónica se reservaba revelar a Vanesa, era su mar.
Vanesa llegó luego de algunos minutos.
-¡Uun libro que presté el sábado!- dijo sonriente por toda explicación e instalándose en una silla en vista al mar de Mónica, saludó a todas las chicas.
-¡Vaya, vaya! Qué gusto que hayan vuelto…- dirigiendo significantes miradas a las gemelas, Dulce y Kenya- ¿Y cómo estuvo el congreso?- Esto último con un acentito que era común en ellas para incitar confesiones…
-Digo, el no venir el viernes por “estar ocupadas” como a mí me informaron… significaría más que asistir a una exposición…¿ no creen?
-Pues… Kenya ya tuvo evento el fin con sus nuevos amiguitos
-¡Dulcee!
Mónica las veía bromear de chicos y notó demasiado entusiasmada a Vanesa. Es decir, era común molestarse entre sí con esos temas… pero normalmente era Mónica quien encabezaba esas inquisiciones de novios; y nunca, que ella recordara, nunca había sido Vanesa quien las iniciara.
Vanesa la vio mirándola pensativamente.
-¿No estás muy apagada hoy?
-¿No estarás tú muy alegre?
-Patines nuevos… ya sabes, te había dicho que llegaban estos días…
-¿Sólo eso?- ahora Mónica preguntaba con una ceja derecha que refería a un tema particular… anulando las otras respuestas que la pregunta pudiese entender por respuesta.
-Estabamos hablando de Kenya, ¿no?
Mónica con ánimo renovado dejó a Vanesa al percibir su leve estremecimiento.
Cuando ya se iban, Vanesa portaba la pajilla del día, extraída su té (originalmente) helado. Al llegar al paradero de autobuses, dijo una excusa y volvió sola en dirección a la escuela. Antes de perderla de vista, Mónica distinguió cómo se colocaba los audífonos.
No quiere venir hoy conmigo. No quiere platicar en la privacidad de los asientos traseros del autobús. En conclusión: No quiere que sepa de algo… y creo que es un alguien.
-Bah, ya caerá. Es de esperarse- susurró para sí misma.
Sabi le dedicó una mirada a la dirección donde partió Vanesa, y luego inquisitiva vio a Mónica. Ésta última entendió que al momento Sabi ataba cabos sobre algo, ojalá estuvieran pensando en la misma frecuencia.
Su autobús llegó y sólo pudo decirle a Sabi.
-No me lo cuentes… ¡es más divertido hacer que hablen!
Con una sonrisa de complicidad ambas se dieron adiós agitando las manos. Y las gemelas algo confundidas se rieron con Sabi. Haciendo saludos militares (idénticos) a Mónica, sin parar de reir.
lunes, 19 de octubre de 2009
No me digas que no sabías
No me digas que no sabías; las preguntas más difíciles de contestar son los "paraqués"
Y no me lo digas, pues es más que evidente… seguramente ya te habrás encontrado en ocasión de responder a uno de esos paraqués y has tenido el chance de sufrirlo al tratar de responder.
Sin importar de qué se hable, los paraqués piden un objetivo, y los porqués piden una razón. Que yo sepa, cualquier respuesta es suficiente a un porqué, si al contestar anteponemos “porque…” y asunto arreglado “¡porque sí!”. Bien es cierto que las razones resultarían probablemente insuficientes, inválidas o estúpidas, pero esa pregunta exige aquella clase de respuestas. Los objetivos, en cambio, piden una intención, una voluntad, y en cierta forma exigen la dirección de nuestro pensamiento. Es cierto también, que se podría evadir anteponiendo en la respuesta “para que…” pero los objetivos que no vengan al caso no podrán ser considerados jamás como verdadera respuesta, a menos que estemos todos de acuerdo jugando en un teatro de ficticias máscaras de carnaval…
De modo que siempre lo supiste; o debiste sospecharlo si alguna vez te has considerado en algo listo…
Mi motivación no es ahondar más en la estructura de las respuestas genéricas ni cosa alguna por el estilo, pero sí era importante aclarar o confundir un poco más el asunto. Dada tu auto-consideración de persona inteligente, entenderás o fingirás entender, quizás en un caso extremo eches por tierra lo que llevo escrito y consideres que hay error en el hilvanar de mi diálogo. Quizás tengas razón, pero entonces yo también la tendría, pues habrías sabido que yo sabía que sabrías. No preguntes…
Si hablamos de algo más trascendente que lo ya dicho hasta este momento, al menos lo que yo he dicho… tendría que tratarse de algún tema en particular. Lo que me viene a la mente es precisamente la cosa urbana. ¿Sabes? Quizá esto no lo sepas, pero mi servicio social está siendo en estos momentos algo importante, tal vez más que la misma escuela.
De algún modo he caído en un tema, ¿no es cierto? Ya que como mortal que seguramente soy, me he doblegado al instante y a algo muy egoísta, pues lo considero muy mío. En fin.
A causa del servicio social he conocido sitios remotamente cercanos a mi ir y venir diario. Escenarios diarios que escondidos a mi anterior voluntad y mi ingenuo espíritu explorador, fueron inexistentes, que aun y cuando confiaba en el hecho de que cerca de mi no existen los vacíos más que en latas de alimentos procesados, no contaba con algo particular, ni en mi imaginario, ni en mi imaginación. Generando una profunda sorpresa por las cosas desconocidas, y un aún mayor asombro por las cosas aparentemente conocidas que no había comprendido u observado de cerca.
El objetivo de mi servicio social, se fundamenta en el programa Hábitat, el cual aunque proclama unos ideales que parecen precisamente eso, IDEALES, busca en resumen, urbanizar las zonas marginadas de las ciudades; entendiendo como urbanizar cubrir de asfalto y gris concreto los parajes que antes aclamé como escenarios, como resquicios de una distante época, o quizás no tanto, en que la naturaleza era parte de la vida diaria en medidas mayores que un sobrio jardín, o una arboleada avenida de esas que ya no se ven tan a menudo.
Me siento culpable de ser promotor de la destrucción del hábitat real y su transformación en un estéril espacio urbano… un erial haría menos daño yo creo, aunque se insista que una vida digna tendría que cultivar 50 hectáreas... Esto puede ser necedad mía, pero no estoy de acuerdo con Urbania, ni sus métodos.
“Qué es el progreso sino la rápida aproximación a la propia decadencia”, reza una idea de Nietzche. Quizás su apellido nos remonte al nihilismo y las ideas donde el vacío es el centro y justificación de toda acción, pero de algún modo, tiene razón.
Urbanizamos para alcanzar un mejor estándar de vida. Esa es la idea, ¿no? Entonces por qué razón luego, caemos en la cuenta que el asfalto, el concreto, y todos los materiales son nocivos para nosotros y para el ambiente, y nos deshacemos en un montón de súplicas apremiantes para que los usuarios quieran utilizar métodos más ecológicos de vivir. Francamente, no lo entiendo.
Ya antes hablé de los paraqués. Creo que es lo que más pasamos por alto en muchas veces. Hacemos algo y sabemos porque lo hacemos, pero no para qué.
¿Qué espera en realidad el urbanismo? ¿Puede realmente existir una doctrina que permita aglutinar cada espacio urbano existente en el planeta, en la búsqueda de la solución definitiva al funcionamiento, la calidad de vida y que asegure la pervivencia de la especie humana en su hábitat urbano, digo, humano…?
Fuera de lo ensoñada que me parece esta perspectiva, considero que lo que se busca puede estar en 3 rubros:
1) Prolongar los estilos actuales de vida hasta la máxima capacidad del ambiente para soportarlos, mientras que se reconoce a quien ha logrado esa efímera meta. Este punto es a mi parecer el más egoísta. Como el caso de toda la vida, donde decimos que el arquitecto busca dejar su huella más que nada en la historia de la arquitectura. Saltar a la eternidad dejando a los demás en el borde de un risco de riesgo ecológico, social y cultural.
2) Buscar la adaptación y reconocimiento de cada ciudad como ente individual, pero que participa de sistemas mayores que sí misma; reconociendo que la historia y la vida se definen por varias etapas y aceptando que al final de los ciclos naturales, la muerte no es sólo recomendable, sino ya necesaria. Esto crearía un ritmo para cada ciudad. Un destino diversificado, y no global. Quizás esta tentativa pudiese mantener las ciudades, el concepto; como algo vivo, durante un periodo más prolongado que las otras dos opciones.
3) Reconocer que si se busca un alto nivel de vida, los estándares ajenos no sirven, y que incluso los estándares resultan meras sugerencias al tratar con lo REAL, desde las distintas realidades que pudiesen abordarla. Entender de una vez y para siempre que el mal de la humanidad ha sido la acumulación: acumulación de poder, acumulación de riquezas, acumulación de recursos, concentración de personas… y en fin, todo lo que pueda ser reunido en grandes cantidades, no obedece a una situación natural y es causa de los mayores problemas que hemos enfrentado… y que al parecer, estamos queriendo enfrentar... Esta iniciativa podría derivar en la decisión que las ciudades no son adecuadas como espacios para habitar y sería la tentativa que más pronto se desharía de ellas.
Cada estrategia-decisión merece una atención y un proceder distintos.
La tentativa tres es abiertamente una doctrina anti urbanística, pues afirma que para lograr los fines que proclama, el urbanismo tendría que olvidarse de las ciudades: como las conocemos, y desde el concepto de ciudad mismo.
No se pretende expresar este monólogo como la revelación definitiva jamás expresada en los anales del urbanismo.
No es mucho, aunque parecería que propone gran cosa, es simplemente algo que quizá no se ha considerado por quienes saben de veras cómo está la situación.
No se pretende establecer una perspectiva, ni para el mundo, ni para México, ni para la ciudad de Campeche. Tan sólo es un breviario de las últimas ideas que ha tenido un chico sentado en una saliente tras un aula.
Como dije antes, no es mucho, pero al menos ahora… es lo que hay.
Y no me lo digas, pues es más que evidente… seguramente ya te habrás encontrado en ocasión de responder a uno de esos paraqués y has tenido el chance de sufrirlo al tratar de responder.
Sin importar de qué se hable, los paraqués piden un objetivo, y los porqués piden una razón. Que yo sepa, cualquier respuesta es suficiente a un porqué, si al contestar anteponemos “porque…” y asunto arreglado “¡porque sí!”. Bien es cierto que las razones resultarían probablemente insuficientes, inválidas o estúpidas, pero esa pregunta exige aquella clase de respuestas. Los objetivos, en cambio, piden una intención, una voluntad, y en cierta forma exigen la dirección de nuestro pensamiento. Es cierto también, que se podría evadir anteponiendo en la respuesta “para que…” pero los objetivos que no vengan al caso no podrán ser considerados jamás como verdadera respuesta, a menos que estemos todos de acuerdo jugando en un teatro de ficticias máscaras de carnaval…
De modo que siempre lo supiste; o debiste sospecharlo si alguna vez te has considerado en algo listo…
Mi motivación no es ahondar más en la estructura de las respuestas genéricas ni cosa alguna por el estilo, pero sí era importante aclarar o confundir un poco más el asunto. Dada tu auto-consideración de persona inteligente, entenderás o fingirás entender, quizás en un caso extremo eches por tierra lo que llevo escrito y consideres que hay error en el hilvanar de mi diálogo. Quizás tengas razón, pero entonces yo también la tendría, pues habrías sabido que yo sabía que sabrías. No preguntes…
Si hablamos de algo más trascendente que lo ya dicho hasta este momento, al menos lo que yo he dicho… tendría que tratarse de algún tema en particular. Lo que me viene a la mente es precisamente la cosa urbana. ¿Sabes? Quizá esto no lo sepas, pero mi servicio social está siendo en estos momentos algo importante, tal vez más que la misma escuela.
De algún modo he caído en un tema, ¿no es cierto? Ya que como mortal que seguramente soy, me he doblegado al instante y a algo muy egoísta, pues lo considero muy mío. En fin.
A causa del servicio social he conocido sitios remotamente cercanos a mi ir y venir diario. Escenarios diarios que escondidos a mi anterior voluntad y mi ingenuo espíritu explorador, fueron inexistentes, que aun y cuando confiaba en el hecho de que cerca de mi no existen los vacíos más que en latas de alimentos procesados, no contaba con algo particular, ni en mi imaginario, ni en mi imaginación. Generando una profunda sorpresa por las cosas desconocidas, y un aún mayor asombro por las cosas aparentemente conocidas que no había comprendido u observado de cerca.
El objetivo de mi servicio social, se fundamenta en el programa Hábitat, el cual aunque proclama unos ideales que parecen precisamente eso, IDEALES, busca en resumen, urbanizar las zonas marginadas de las ciudades; entendiendo como urbanizar cubrir de asfalto y gris concreto los parajes que antes aclamé como escenarios, como resquicios de una distante época, o quizás no tanto, en que la naturaleza era parte de la vida diaria en medidas mayores que un sobrio jardín, o una arboleada avenida de esas que ya no se ven tan a menudo.
Me siento culpable de ser promotor de la destrucción del hábitat real y su transformación en un estéril espacio urbano… un erial haría menos daño yo creo, aunque se insista que una vida digna tendría que cultivar 50 hectáreas... Esto puede ser necedad mía, pero no estoy de acuerdo con Urbania, ni sus métodos.
“Qué es el progreso sino la rápida aproximación a la propia decadencia”, reza una idea de Nietzche. Quizás su apellido nos remonte al nihilismo y las ideas donde el vacío es el centro y justificación de toda acción, pero de algún modo, tiene razón.
Urbanizamos para alcanzar un mejor estándar de vida. Esa es la idea, ¿no? Entonces por qué razón luego, caemos en la cuenta que el asfalto, el concreto, y todos los materiales son nocivos para nosotros y para el ambiente, y nos deshacemos en un montón de súplicas apremiantes para que los usuarios quieran utilizar métodos más ecológicos de vivir. Francamente, no lo entiendo.
Ya antes hablé de los paraqués. Creo que es lo que más pasamos por alto en muchas veces. Hacemos algo y sabemos porque lo hacemos, pero no para qué.
¿Qué espera en realidad el urbanismo? ¿Puede realmente existir una doctrina que permita aglutinar cada espacio urbano existente en el planeta, en la búsqueda de la solución definitiva al funcionamiento, la calidad de vida y que asegure la pervivencia de la especie humana en su hábitat urbano, digo, humano…?
Fuera de lo ensoñada que me parece esta perspectiva, considero que lo que se busca puede estar en 3 rubros:
1) Prolongar los estilos actuales de vida hasta la máxima capacidad del ambiente para soportarlos, mientras que se reconoce a quien ha logrado esa efímera meta. Este punto es a mi parecer el más egoísta. Como el caso de toda la vida, donde decimos que el arquitecto busca dejar su huella más que nada en la historia de la arquitectura. Saltar a la eternidad dejando a los demás en el borde de un risco de riesgo ecológico, social y cultural.
2) Buscar la adaptación y reconocimiento de cada ciudad como ente individual, pero que participa de sistemas mayores que sí misma; reconociendo que la historia y la vida se definen por varias etapas y aceptando que al final de los ciclos naturales, la muerte no es sólo recomendable, sino ya necesaria. Esto crearía un ritmo para cada ciudad. Un destino diversificado, y no global. Quizás esta tentativa pudiese mantener las ciudades, el concepto; como algo vivo, durante un periodo más prolongado que las otras dos opciones.
3) Reconocer que si se busca un alto nivel de vida, los estándares ajenos no sirven, y que incluso los estándares resultan meras sugerencias al tratar con lo REAL, desde las distintas realidades que pudiesen abordarla. Entender de una vez y para siempre que el mal de la humanidad ha sido la acumulación: acumulación de poder, acumulación de riquezas, acumulación de recursos, concentración de personas… y en fin, todo lo que pueda ser reunido en grandes cantidades, no obedece a una situación natural y es causa de los mayores problemas que hemos enfrentado… y que al parecer, estamos queriendo enfrentar... Esta iniciativa podría derivar en la decisión que las ciudades no son adecuadas como espacios para habitar y sería la tentativa que más pronto se desharía de ellas.
Cada estrategia-decisión merece una atención y un proceder distintos.
La tentativa tres es abiertamente una doctrina anti urbanística, pues afirma que para lograr los fines que proclama, el urbanismo tendría que olvidarse de las ciudades: como las conocemos, y desde el concepto de ciudad mismo.
No se pretende expresar este monólogo como la revelación definitiva jamás expresada en los anales del urbanismo.
No es mucho, aunque parecería que propone gran cosa, es simplemente algo que quizá no se ha considerado por quienes saben de veras cómo está la situación.
No se pretende establecer una perspectiva, ni para el mundo, ni para México, ni para la ciudad de Campeche. Tan sólo es un breviario de las últimas ideas que ha tenido un chico sentado en una saliente tras un aula.
Como dije antes, no es mucho, pero al menos ahora… es lo que hay.
martes, 18 de agosto de 2009
¡verano y ya!
El verano se mueve más rápido de lo que las nubes viajeras tardan en conjurarse una tormenta de inmensas proporciones; un diluvio contenido en una efímera almohada cada vez más amenazante y gris sobre nuestras cabezas, tejados, y antenas; sin embargo, bajo nuestros vuelos comerciales y satélites (demasiado inalcanzables por sí mismos)... hasta que la uruja se desgaje y se precipite con furia hacia nosotros...
El verano corre más que los ríos alimentados por las lluvias de la estación (¡tanto que llover y acalorar y tan poco tiempo para hacerlo!), que arrastran lo calores y partes ínfimas de los innumerables colores que el mismo verano propicia. Aunque al final nada cambia; el agua, como todo en este planeta y en esta vida; va y viene.
Para el verano la situación no cambia mucho, cada vez es distinto pero es el mismo: es un asunto fuera de duda, por supuesto, pero sumamente dificil de explicar. Nosotros verano a verano vivimos deseando (quizas) que vuelva; extrañando tal vez, sus aromas, sus tardes y escasos días soleados, sus lluvias traicioneras, las visitas a la playa... en fin, remolinos de recuerdos que el verano nos Significa.
Nosotros mismos cada verano renacemos en un ritual insospechado, donde las lluvias se llevan un poco de nuestro "yo" cultivado a lo largo del resto de año, volviendo a ser, al término del verano, los mismos seres de yeso o de barro (nuevos y rcien hechos al fin y al cabo), resquebrajables, moldeables y un tanto deformes, esperando buscar un camino corto para retornar a la ansiada temporada.
Por cosas de la vida (existencia y universo), el camino más corto para llegar a un verano es soportar la gris temporada del otoño, la fría estacion invernal, la seca y brillante primavera, hasta asegurarnos que la tierra vuelva a oler a mojado y el calorcito se presente como demasiado antojable para permanecer encerrados en edificios (y en nuestros cabales).
S me antoja que el nostálgico es el verano... pues aunque no lo sepa, él siempre volverá en nuestr búsqueda, aún y cuando un verano, no volveremos nosotros. La única gloria posible al morir entonces sería hacerlo en verano... ¡Qué vida! y qué muerte, ¿no?
Adoro esta temporada, aunque el calor tan de la fregada me obligue a preferir el otoño como época para estar fuera...
El verano corre más que los ríos alimentados por las lluvias de la estación (¡tanto que llover y acalorar y tan poco tiempo para hacerlo!), que arrastran lo calores y partes ínfimas de los innumerables colores que el mismo verano propicia. Aunque al final nada cambia; el agua, como todo en este planeta y en esta vida; va y viene.
Para el verano la situación no cambia mucho, cada vez es distinto pero es el mismo: es un asunto fuera de duda, por supuesto, pero sumamente dificil de explicar. Nosotros verano a verano vivimos deseando (quizas) que vuelva; extrañando tal vez, sus aromas, sus tardes y escasos días soleados, sus lluvias traicioneras, las visitas a la playa... en fin, remolinos de recuerdos que el verano nos Significa.
Nosotros mismos cada verano renacemos en un ritual insospechado, donde las lluvias se llevan un poco de nuestro "yo" cultivado a lo largo del resto de año, volviendo a ser, al término del verano, los mismos seres de yeso o de barro (nuevos y rcien hechos al fin y al cabo), resquebrajables, moldeables y un tanto deformes, esperando buscar un camino corto para retornar a la ansiada temporada.
Por cosas de la vida (existencia y universo), el camino más corto para llegar a un verano es soportar la gris temporada del otoño, la fría estacion invernal, la seca y brillante primavera, hasta asegurarnos que la tierra vuelva a oler a mojado y el calorcito se presente como demasiado antojable para permanecer encerrados en edificios (y en nuestros cabales).
S me antoja que el nostálgico es el verano... pues aunque no lo sepa, él siempre volverá en nuestr búsqueda, aún y cuando un verano, no volveremos nosotros. La única gloria posible al morir entonces sería hacerlo en verano... ¡Qué vida! y qué muerte, ¿no?
Adoro esta temporada, aunque el calor tan de la fregada me obligue a preferir el otoño como época para estar fuera...
lunes, 3 de agosto de 2009
Ocaso Perdido
Él no disfrutaba realmente correr alli. La vista, la brisa y los paseantes que alrededor habían eran ciertamente agradables... pero el hecho de correr no le atraía por sí sólo.
A pesar de que el sol no estaba ya en un punto que resultara especialmente fastidioso, era por mucho, preferible verlo irse desvaneciendo al ocaso. No debía faltar ya mucho para eso, de todos modos.
Los chicos se detuvieron frente a la tienda de costumbre, era como si parte del ritual del correr incluyera pasar por ahi. A él no le molestaba estar dentro, con excepción que para cuando entraba ya se hallaba cubierto en sudor.
Tomaban aliento y charlaban con ánimo. Él decidió sentarse en el piso y dos de sus compañeros lo imitaron.
Nada más pasó por espacio de unos minutos.
Él sintió un dolor inesperado en la mano derecha. Alguien tropezó con su mano, al parecer.
Distraída mientras checaba unas fotos, una chica paseaba en patines y parecía usar también audífonos. Ella aunque se veía tranquila al momento era visible que había llorado hacía poco, pues su nariz aún enrojecida la delataba.
Ella cayó y al meter las manos quedó de espaldas. Él cayó también, pues se apoyaba en los brazos estirados hacia atrás, aunque con la mano herida levantada. Un fragmento de segundo se miraron así como estaban, acostados, sin decir nada. Tan sólo se vieron a los ojos.
Él se disculpó de inmediato, levantándose y ayudando a la chica a hacer lo propio, al momento que trataba de ocultar su mano herida. Le dijo "Creo que fue mi culpa, pero debes tener cuidado cuando patinas. Alguien podría salir herido..." dijo e involuntariamente casi, tornó la vista a su mano derecha. Ella comprendió entonces que al tropezarse dañó con sus patines la mano del chico y la vergüenza la invadió diciendo varias disculpas (tras quitarse los audífonos, que no habían dejado de sonar en momento alguno) de un modo un poco incontrolado y con preocupación tal vez mayor de verse tonta que de los rasguños recibidos.
"¿Necesitas algo? ¿No sangras?" preguntó un poco más serena, tras unos instantes. Él negó con la cabeza, aunque no estaba seguro de oir todo lo que ella parecía decir, "tal vez por la caída se me han tapado los oídos" se dijo él. Ella ofreció llevarlo a ver un médico, aunque él insistió que no era gran cosa.
Los amigos hasta entonces callados hicieron notar su presencia y le dijeron que ellos podrían encargarse si fuera necesario. Ella pidió una disculpa más y lenta al principio pero acelerando pronto se alejó. Él sabía que las palabras de ellos eran sinceras pero no pudo evitar sentir algo de molestia en una región por encima del estómago al escucharlas.
"¡Qué tonta! Nadamas te ha jodido la mano" le dijeron, y él asintió tratando de mirar de reojo hacia donde ella se había ido. Cuando dejó de intentarlo para no permitir conclusiones equivocadas, el sol estaba a medio irse. Se sorprendió demasiado, pues era uno de sus momentos favoritos del día y casi se lo había perdido todo sin darse cuenta.
Los chicos pasaron a la tienda de costumbre y él tomó una servilleta. No compró allí nada más. Se aproximó al ventanal para usarlo de espejo, pero antes de llegar, alguien le preguntó algo, por lo que volteó la mirada. Cuando volvió a mirar el ventanal, vió unos patines colgando de una bolsa en la espalda de alguien que pasó justo antes que mirara...
Demoraron un poco más en la tienda y un tiempo después se encontraba en camino a casa. Aunque no le satisfacía del todo, el autobus era su unico modo de llegar a casa; al menos después que dañara su motocicleta casi un mes antes.
Tenía la vista fija en el asiento contiguo, ahora vacío. Miró por la ventana. Sin levantar mucho la vista encontró una luna gigantesca y de tonos amarillentos. "Soberbia" dijo, aunque dos segundos después pensó en su puesta de sol frustrada y viendo su mano ahora, envuelta aún en la servilleta, la examinó y se dio cuenta que si bien hubo daño, no fue tan grave, y con algo de suerte la hinchazón le bajaría el domingo, justo a tiempo para llegar en buen estado a la Escuela en la otra semana. Recordó entonces a la chica. Era normal... es decir, como se esperaría que fueran todas las demás chicas, pero su expresión de seriedad era algo no común, y luego su breve sonrisa (fue una sonrisa de preocupación?) al disculparse la mostraron definitivamente linda. Él pensó entonces. Seguramente es alguien extraña, que se ofendería que se le llamase extraña.
Una duda le asaltó en ese momento. Cuando al medio día estuvo con sus amigos en busca de unos libros por el distrito céntrico, él vió alguien (una chica más bien) que ahora encontraba bastante parecida a la chica torpe que dañó su mano, aunque la primera se le hizo encantadora. La chica del medio día sonreía como en secreto para ella sola, y sostenía misteriosamente una pajilla de refresco entre los dedos ¿Sería ella... la misma persona?
A pesar de que el sol no estaba ya en un punto que resultara especialmente fastidioso, era por mucho, preferible verlo irse desvaneciendo al ocaso. No debía faltar ya mucho para eso, de todos modos.
Los chicos se detuvieron frente a la tienda de costumbre, era como si parte del ritual del correr incluyera pasar por ahi. A él no le molestaba estar dentro, con excepción que para cuando entraba ya se hallaba cubierto en sudor.
Tomaban aliento y charlaban con ánimo. Él decidió sentarse en el piso y dos de sus compañeros lo imitaron.
Nada más pasó por espacio de unos minutos.
Él sintió un dolor inesperado en la mano derecha. Alguien tropezó con su mano, al parecer.
Distraída mientras checaba unas fotos, una chica paseaba en patines y parecía usar también audífonos. Ella aunque se veía tranquila al momento era visible que había llorado hacía poco, pues su nariz aún enrojecida la delataba.
Ella cayó y al meter las manos quedó de espaldas. Él cayó también, pues se apoyaba en los brazos estirados hacia atrás, aunque con la mano herida levantada. Un fragmento de segundo se miraron así como estaban, acostados, sin decir nada. Tan sólo se vieron a los ojos.
Él se disculpó de inmediato, levantándose y ayudando a la chica a hacer lo propio, al momento que trataba de ocultar su mano herida. Le dijo "Creo que fue mi culpa, pero debes tener cuidado cuando patinas. Alguien podría salir herido..." dijo e involuntariamente casi, tornó la vista a su mano derecha. Ella comprendió entonces que al tropezarse dañó con sus patines la mano del chico y la vergüenza la invadió diciendo varias disculpas (tras quitarse los audífonos, que no habían dejado de sonar en momento alguno) de un modo un poco incontrolado y con preocupación tal vez mayor de verse tonta que de los rasguños recibidos.
"¿Necesitas algo? ¿No sangras?" preguntó un poco más serena, tras unos instantes. Él negó con la cabeza, aunque no estaba seguro de oir todo lo que ella parecía decir, "tal vez por la caída se me han tapado los oídos" se dijo él. Ella ofreció llevarlo a ver un médico, aunque él insistió que no era gran cosa.
Los amigos hasta entonces callados hicieron notar su presencia y le dijeron que ellos podrían encargarse si fuera necesario. Ella pidió una disculpa más y lenta al principio pero acelerando pronto se alejó. Él sabía que las palabras de ellos eran sinceras pero no pudo evitar sentir algo de molestia en una región por encima del estómago al escucharlas.
"¡Qué tonta! Nadamas te ha jodido la mano" le dijeron, y él asintió tratando de mirar de reojo hacia donde ella se había ido. Cuando dejó de intentarlo para no permitir conclusiones equivocadas, el sol estaba a medio irse. Se sorprendió demasiado, pues era uno de sus momentos favoritos del día y casi se lo había perdido todo sin darse cuenta.
Los chicos pasaron a la tienda de costumbre y él tomó una servilleta. No compró allí nada más. Se aproximó al ventanal para usarlo de espejo, pero antes de llegar, alguien le preguntó algo, por lo que volteó la mirada. Cuando volvió a mirar el ventanal, vió unos patines colgando de una bolsa en la espalda de alguien que pasó justo antes que mirara...
Demoraron un poco más en la tienda y un tiempo después se encontraba en camino a casa. Aunque no le satisfacía del todo, el autobus era su unico modo de llegar a casa; al menos después que dañara su motocicleta casi un mes antes.
Tenía la vista fija en el asiento contiguo, ahora vacío. Miró por la ventana. Sin levantar mucho la vista encontró una luna gigantesca y de tonos amarillentos. "Soberbia" dijo, aunque dos segundos después pensó en su puesta de sol frustrada y viendo su mano ahora, envuelta aún en la servilleta, la examinó y se dio cuenta que si bien hubo daño, no fue tan grave, y con algo de suerte la hinchazón le bajaría el domingo, justo a tiempo para llegar en buen estado a la Escuela en la otra semana. Recordó entonces a la chica. Era normal... es decir, como se esperaría que fueran todas las demás chicas, pero su expresión de seriedad era algo no común, y luego su breve sonrisa (fue una sonrisa de preocupación?) al disculparse la mostraron definitivamente linda. Él pensó entonces. Seguramente es alguien extraña, que se ofendería que se le llamase extraña.
Una duda le asaltó en ese momento. Cuando al medio día estuvo con sus amigos en busca de unos libros por el distrito céntrico, él vió alguien (una chica más bien) que ahora encontraba bastante parecida a la chica torpe que dañó su mano, aunque la primera se le hizo encantadora. La chica del medio día sonreía como en secreto para ella sola, y sostenía misteriosamente una pajilla de refresco entre los dedos ¿Sería ella... la misma persona?
miércoles, 29 de julio de 2009
Un esperado 'Adios'
El proceso ocurrió... y ella, como era de esperarse, vino a mí.
Pasaron los días y ella aún permanecía allí. Pensé que era por demás extraño... sabía de oídas que estaría durante algún tiempo, pero esto comenzaba a ser embarazoso: no había lugar donde me dejara tranquilo -Hasta estando sólo, ella estaba conmigo-
Su simple presencia era delatora; pues, me recordaba que por un momento participé de su juego... que si creí en su mundo, que si con aquél condenado rompecabezas pudo tenerme en sus garras; en fin, cosas que quería olvidar pronto... pero que lo más pronto posible -y ella no lo hacía ni facil, ni posible-
Avergonzado noté que no se perdía, antes bien, pareciá aferrarse a mí, como si en una psicosis buscara hacerlo perpetuamente; como si quisiera reducir mi mera existencia a estar ahí con ella...
Me propuse ignorar que ella estaba conmigo. Cosa por demás dificil, en virtud de todas las veces que la encontraba, la veía de reojo -o de frente-, con miradas de repudio, de asombro y tal vez en algúna ocasion, de una vaga y condescendencia (que me instaba a dejarla hacer y estar a su antojo).
De algún modo ocurrió -La ignoré-. Una semana pasó y cuando por fin la busqué, mi infeliz delatora no se hallaba... Sólo quedaba el desagradable recuerdo de su fijacion y su penetrante olor incial.
Fue amargo tenerla conmigo, no quiero preservar ni su recuerdo.
No pienso votar de nuevo.
Pasaron los días y ella aún permanecía allí. Pensé que era por demás extraño... sabía de oídas que estaría durante algún tiempo, pero esto comenzaba a ser embarazoso: no había lugar donde me dejara tranquilo -Hasta estando sólo, ella estaba conmigo-
Su simple presencia era delatora; pues, me recordaba que por un momento participé de su juego... que si creí en su mundo, que si con aquél condenado rompecabezas pudo tenerme en sus garras; en fin, cosas que quería olvidar pronto... pero que lo más pronto posible -y ella no lo hacía ni facil, ni posible-
Avergonzado noté que no se perdía, antes bien, pareciá aferrarse a mí, como si en una psicosis buscara hacerlo perpetuamente; como si quisiera reducir mi mera existencia a estar ahí con ella...
Me propuse ignorar que ella estaba conmigo. Cosa por demás dificil, en virtud de todas las veces que la encontraba, la veía de reojo -o de frente-, con miradas de repudio, de asombro y tal vez en algúna ocasion, de una vaga y condescendencia (que me instaba a dejarla hacer y estar a su antojo).
De algún modo ocurrió -La ignoré-. Una semana pasó y cuando por fin la busqué, mi infeliz delatora no se hallaba... Sólo quedaba el desagradable recuerdo de su fijacion y su penetrante olor incial.
Fue amargo tenerla conmigo, no quiero preservar ni su recuerdo.
No pienso votar de nuevo.
miércoles, 15 de julio de 2009
De dichas presentes, desdichas posteriores
Sergei debería considerarse afortunado. Natasha es menor que el por unos 6 años, y él mismo apenas alcanzaba los 10. Para ella no hay ser en el mundo con una mayor capacidad para asombrarla; él es quien va revelando los secretos de un mundo que ella desconoce casi por completo, al haber pisado tan contadas veces el exterior de la propiedad familiar.
Natasha por supuesto habla y aprenderá pronto a escribir, el punto es que los adultos tienen un mundo aparte del que ella no puede formar parte aún. Él aún comprende el mundo de ella y es su mejor nexo entre ambos frentes. Ella mira con admiración el cómo vaciar un sobre en una jarra puede tornar el agua en colores y sabores increíbles. Debe ser igualmente admirable que él sea capaz de terminar con casi cualquier plato aún antes que cualquier adulto lo haga. Ni qué decir de su capacidad para ir al baño por si sólo, y casi ducharse por sí solo.
Admiración verdadera es la que Natasha siente por Sergei.
Francamente debería sentirse muy dichoso, pues aunque no lo sospecha, dentro de 10 años, su obesidad, su inherente torpeza y conformismo harán que a los ojos de Natasha, Sergei sea, siendo sinceros, despreciable. Su trato desdeñoso y tacito hacia él, no serán claves para él, que sin notarlo apenas sólo se preguntará qué sucede.
Sergei corre el riesgo de nunca enterarse que un trozo inhumano de destino le ha convertido en la pesadilla Kafkiana de apellido Samsa. Natasha llegará al catastrófico clímax, cuando él por juego o torpeza le cuestione si le es motivo de pena.
Ella tras asentir y casi gritar un sí, se volteará y alejará. Él, con el entendimiento suficiente de lo que es una herida de corazón, reptará a su sucia habitacion de bicho, sintiendo en su carne bien aferrada esa ponzoñosa manzana...
Natasha estará entonces muy fastidiada por el asunto, y quizás tarde en volver a dirigirse la palabra. Su mentalidad la demostrará víctima de Él, sin saber que ha cometido un lento, doloroso, horrible y muy deplorable asesinato ya mismo...
Sergei vive ahora mismo, y vive para Natasha. Como dije, debería ser dichoso ahora.
Natasha por supuesto habla y aprenderá pronto a escribir, el punto es que los adultos tienen un mundo aparte del que ella no puede formar parte aún. Él aún comprende el mundo de ella y es su mejor nexo entre ambos frentes. Ella mira con admiración el cómo vaciar un sobre en una jarra puede tornar el agua en colores y sabores increíbles. Debe ser igualmente admirable que él sea capaz de terminar con casi cualquier plato aún antes que cualquier adulto lo haga. Ni qué decir de su capacidad para ir al baño por si sólo, y casi ducharse por sí solo.
Admiración verdadera es la que Natasha siente por Sergei.
Francamente debería sentirse muy dichoso, pues aunque no lo sospecha, dentro de 10 años, su obesidad, su inherente torpeza y conformismo harán que a los ojos de Natasha, Sergei sea, siendo sinceros, despreciable. Su trato desdeñoso y tacito hacia él, no serán claves para él, que sin notarlo apenas sólo se preguntará qué sucede.
Sergei corre el riesgo de nunca enterarse que un trozo inhumano de destino le ha convertido en la pesadilla Kafkiana de apellido Samsa. Natasha llegará al catastrófico clímax, cuando él por juego o torpeza le cuestione si le es motivo de pena.
Ella tras asentir y casi gritar un sí, se volteará y alejará. Él, con el entendimiento suficiente de lo que es una herida de corazón, reptará a su sucia habitacion de bicho, sintiendo en su carne bien aferrada esa ponzoñosa manzana...
Natasha estará entonces muy fastidiada por el asunto, y quizás tarde en volver a dirigirse la palabra. Su mentalidad la demostrará víctima de Él, sin saber que ha cometido un lento, doloroso, horrible y muy deplorable asesinato ya mismo...
Sergei vive ahora mismo, y vive para Natasha. Como dije, debería ser dichoso ahora.
miércoles, 8 de julio de 2009
No era tarde de domingo
Ella daba un último sorbo a su bebida. Cuando se agotó, ella insistió ligeramente en sorber a través de la pajilla; el sonidito acaso considerado grosero le resultaba de lo más divertido. En fin que con las amigas presentes, lo hizo disimuladamente.
Dió un adios mental al paisaje que ante sí veía. Los cascarones con sus centurias a cuestas y las vegetaciones interiores eran como parte de una película. Le gustaban también; le permitían gozar de cerca ese aroma inconfundible de la lluvia cuando comienza a caer: un olor a tierra mojada...
Bajó con su obvia compañía los niveles que la separaban de la calle; eran sólo tres, pero a cada escalón ella encontraba un distinto escenario. Ella había estado en el teatro, pero se preguntaba si la escuela en sí era el gran teatro de su vida, y ella vivía enteramente una mala pasada. Sacudió su cabeza diciendose un implícito "No". Las miradas de las amigas no se hicieron esperar; por suerte habían cosas que aún ahora no le importaban demasiado.
Ella pensaba que no tenía una necesidad real, sino que se hacía solidaria al tomar autobús para el viaje a casa. Caminar no le era un problema, ni siquiera la consabida soledad que ello podría plantearle. Sabía canciones bastante buenas para amenizar su camino y regalarse un concierto que fuese acorde a su enorno inmediato; por otro lado, si lo quería, podía platicar. Sí, platicar era interesante, ella nunca había conseguido decirse nada aburrido a sí misma (cosas tontas tal vez sí...). Para no llamar la atención sin desearlo, casi nunca ponía volúmen a sus conciertos ni charlas, aunque cuando se olvidaba su privacidad, más de un curioso le dedicaba una mirada. Cosa aparte era el hecho de que era bonita, aunque quizás el rostro alegre hacía más por ella que cualquier línea de cosméticos. Pero hoy estaba disimulando el sol de la iniciada tarde bajo una sombra de plástico a la espera de un autobús... tener amigas definitivamente acarreaba consecuencias.
La tarde con sus sombras largas la vio salir de casa, el calor comenzaba a ser soportable y ella lleva una mochila ligera bajo el brazo. Se adivinaba algo de peso ¿Patines? seguramente lo son. Los había ansiado por semanas, y hoy toca estrenarlos.
Le pareció que la costumbre la tenía dominada, se dio cuenta cuando estuvo frente a la inmensa puerta que a diario cruza al llegar a la escuela. Se rió de sí misma y al tener la oportunidad de ver su reflejo con algo de detalle en la ventana de una camioneta se ajustó la banda del cabello y se dijo tonta, recordando su falta de atencion anterior.
Al verse frente al Mar, sintió algo de pena por sí misma. Tantas cosas acontecidas hoy, y quizás importantes para ella, habían tenido un sólo testigo: ella misma. Se colocó una gorra y los patines. Pensó en su tercer piso con vista verde. Antes de pasar a otra cosa se prometió compartir su alma en un futuro próximo.
Cuando el sol apareció: completito, naranja, enorme y hermoso, sin que nube alguna le robara protagonismo, ella decidió que era suficiente melancolía por el resto del día, encontró abrazable al sol y lo imaginó como un redondo globo con helio "no me equivoco tanto" pensó. Riendo por lo bajo, se secó lo que sobraba de las lágrimas que se había dedicado. Enfiló hacia la puesta de sol, y alcanzando velocidad al momento que Bono entonaba "¡Oh you look so beautiful tonight... in the city of blinding lights!" y concentrada en vivir el ocaso, se hizo parte de la dispersa multitud. No pensaba ya sentirse triste, al cabo para el domingo aún faltaban dos días.
Dió un adios mental al paisaje que ante sí veía. Los cascarones con sus centurias a cuestas y las vegetaciones interiores eran como parte de una película. Le gustaban también; le permitían gozar de cerca ese aroma inconfundible de la lluvia cuando comienza a caer: un olor a tierra mojada...
Bajó con su obvia compañía los niveles que la separaban de la calle; eran sólo tres, pero a cada escalón ella encontraba un distinto escenario. Ella había estado en el teatro, pero se preguntaba si la escuela en sí era el gran teatro de su vida, y ella vivía enteramente una mala pasada. Sacudió su cabeza diciendose un implícito "No". Las miradas de las amigas no se hicieron esperar; por suerte habían cosas que aún ahora no le importaban demasiado.
Ella pensaba que no tenía una necesidad real, sino que se hacía solidaria al tomar autobús para el viaje a casa. Caminar no le era un problema, ni siquiera la consabida soledad que ello podría plantearle. Sabía canciones bastante buenas para amenizar su camino y regalarse un concierto que fuese acorde a su enorno inmediato; por otro lado, si lo quería, podía platicar. Sí, platicar era interesante, ella nunca había conseguido decirse nada aburrido a sí misma (cosas tontas tal vez sí...). Para no llamar la atención sin desearlo, casi nunca ponía volúmen a sus conciertos ni charlas, aunque cuando se olvidaba su privacidad, más de un curioso le dedicaba una mirada. Cosa aparte era el hecho de que era bonita, aunque quizás el rostro alegre hacía más por ella que cualquier línea de cosméticos. Pero hoy estaba disimulando el sol de la iniciada tarde bajo una sombra de plástico a la espera de un autobús... tener amigas definitivamente acarreaba consecuencias.
La tarde con sus sombras largas la vio salir de casa, el calor comenzaba a ser soportable y ella lleva una mochila ligera bajo el brazo. Se adivinaba algo de peso ¿Patines? seguramente lo son. Los había ansiado por semanas, y hoy toca estrenarlos.
Le pareció que la costumbre la tenía dominada, se dio cuenta cuando estuvo frente a la inmensa puerta que a diario cruza al llegar a la escuela. Se rió de sí misma y al tener la oportunidad de ver su reflejo con algo de detalle en la ventana de una camioneta se ajustó la banda del cabello y se dijo tonta, recordando su falta de atencion anterior.
Al verse frente al Mar, sintió algo de pena por sí misma. Tantas cosas acontecidas hoy, y quizás importantes para ella, habían tenido un sólo testigo: ella misma. Se colocó una gorra y los patines. Pensó en su tercer piso con vista verde. Antes de pasar a otra cosa se prometió compartir su alma en un futuro próximo.
Cuando el sol apareció: completito, naranja, enorme y hermoso, sin que nube alguna le robara protagonismo, ella decidió que era suficiente melancolía por el resto del día, encontró abrazable al sol y lo imaginó como un redondo globo con helio "no me equivoco tanto" pensó. Riendo por lo bajo, se secó lo que sobraba de las lágrimas que se había dedicado. Enfiló hacia la puesta de sol, y alcanzando velocidad al momento que Bono entonaba "¡Oh you look so beautiful tonight... in the city of blinding lights!" y concentrada en vivir el ocaso, se hizo parte de la dispersa multitud. No pensaba ya sentirse triste, al cabo para el domingo aún faltaban dos días.
viernes, 26 de junio de 2009
the king ain't gonna dance anymore..
Mike, renombrado, llorado, mil veces retratado rey del pop:
que si era grande
que si era pervertido
que si era irrelevante
Da igual:
"Dejad que los fanáticos bloggeen, hablen, critiquen y no dejen estirar la pata a gusto a sus muertos"
En esta era mesiánica donde la crisis dificulta el pan de cada día, donde la irresolución en la investigacion de la muerte de 40 y tantos niños importa tan poco comparada con la del rey del pop.. cuando las reformas a la ley se esperan (e importan) menos que los apabullantes nuevos lanzamientos de la empresa de la manzanita blanca... Cuando el recien llegado sms importa mas que cualquier cosa que me puedas decir ahora tú, que estas a mi lado...
En esta intrascendente, sofisticada, incomunicativa, aletargante y altamente pasiva SOCIEDAD... a la que sustituirle la "o" por la "u" desde el mismo nombre, no suena ya tan pestilente, -ni mucho menos interesa,- mientras siga convenciéndome que el rey del pop es era y será lo máximo (hasta que se nos vaya McCartney o Jagger, para atiborrarnos de Oldies y decir que fueron los mejores...) y antes que la realidad me llame, definitivamente le subiré al volumen a mi i-don´t
Las cosas parecían estar mejor antes de desloquificarse, o al menos no dejaban que la hedionda realidad se impusiera.
¡Ya! Como sea. Murió Jackson; un hombre cantante gringo negro, que no lo era -Ambigua intencion declarada- y a ni modo... ¿esperaban que fuera eterno?
que si era grande
que si era pervertido
que si era irrelevante
Da igual:
"Dejad que los fanáticos bloggeen, hablen, critiquen y no dejen estirar la pata a gusto a sus muertos"
En esta era mesiánica donde la crisis dificulta el pan de cada día, donde la irresolución en la investigacion de la muerte de 40 y tantos niños importa tan poco comparada con la del rey del pop.. cuando las reformas a la ley se esperan (e importan) menos que los apabullantes nuevos lanzamientos de la empresa de la manzanita blanca... Cuando el recien llegado sms importa mas que cualquier cosa que me puedas decir ahora tú, que estas a mi lado...
En esta intrascendente, sofisticada, incomunicativa, aletargante y altamente pasiva SOCIEDAD... a la que sustituirle la "o" por la "u" desde el mismo nombre, no suena ya tan pestilente, -ni mucho menos interesa,- mientras siga convenciéndome que el rey del pop es era y será lo máximo (hasta que se nos vaya McCartney o Jagger, para atiborrarnos de Oldies y decir que fueron los mejores...) y antes que la realidad me llame, definitivamente le subiré al volumen a mi i-don´t
Las cosas parecían estar mejor antes de desloquificarse, o al menos no dejaban que la hedionda realidad se impusiera.
¡Ya! Como sea. Murió Jackson; un hombre cantante gringo negro, que no lo era -Ambigua intencion declarada- y a ni modo... ¿esperaban que fuera eterno?
viernes, 12 de junio de 2009
Entonces desde el estacionamiento
Un minuto de más, eso fue lo que sucedió parqueando el coche.
Recuerdo alguna vez haber oído algo sobre "el lugar y momento exactos..." más allá de los contextos que implicaban los comentarios, la frase era algo como de otro mundo: no podía verla reflejada en otro episodio de mi vida más que bajo la disciplina militar (admito su precisión).
Si entendemos la misma frase sustituyendo "exacto" por "propicio" olvido del todo a los verdecitos (no sin gran alivio) y me dá una extraña sensación de algo que sólo ocurre en manipuladas historias y cuentos de fairies.
Pero eso ha sido, un minuto de más, un simple momento no acustumbrado, el que me llevó a mi pasado, y a una serie de terriblemente precisos recuerdos.
Vi a un chico llamando a la casa de una vecina, y por su edad y aspecto lo encontré de lo más normal entre las cosas que me ha tocado ver. Por no sé qué razón no pude estacionarme de inmediato, y el chico al verme me preguntó por la veci usando el nombre de pila de aquella. Le indiqué la casa frente a él. Tuve el tiempo suficiente para ver que el chico fuera despechado por la evidentemente fastidiada cuñada de la solcitada señorita. "No sabe nada" musitó él, ahogando con una sonrisa de insatisfación una queja de mayores proporciones (lo que yo hubiese hecho).
Ocurrido esto el joven de aspecto bonachón se alejó errante como sin saber si esperar a su compañera (pude suponer que le conocía de la escuela) ó largarse con desparpajo ante la falta de interés de aquella en lo que fuera que esperaba hacer.
Me estacioné y recordé un entonces (no muy lejano a decir verdad), donde aquel chico era yo, y la consecuente negativa era para mí, la compañera que no se hallaba en casa era la mía; y la queja tragada, la puntualidad, el andar errante(ese aún lo cultivo en ocasiones) eran cosa muy mía. Patético me califiqué en aquel "entonces" y sin decirlo me propuse abandonar lo que era.
Por lo visto he tenido éxito: La puntualidad es una mera sugerencia que en cierto días la verdad simplemente no se me da, las quejas me las dan a mí, el que no se halla en casa soy yo, y el vecino de la amiga que califica de patético a alguien más cuando se ve en una situación como la descrita; tambien soy yo.
Luego de calificar como patético al chico me sobrevino una horrible culpa. Es decir, yo fui él. Tuve su confianza en el mundo, fui muchas cosas que ahora, admito con algo de pena, carecen de importancia para mí.
Muchas veces me he dicho que no debo ser siervo ni seguir lo que el mundo espera de mí. Por tanto no puedo menos que frustrarme cuando veo que he caído bien redondo en lo que "ellos" han hecho de mí. Como así es, espero que se aguanten...
Derramaría unas cuantas lágrimas si no fuera por que la gripe ya me ha abandonado. Mientras tanto me seguirá valiendo un cheto.
Recuerdo alguna vez haber oído algo sobre "el lugar y momento exactos..." más allá de los contextos que implicaban los comentarios, la frase era algo como de otro mundo: no podía verla reflejada en otro episodio de mi vida más que bajo la disciplina militar (admito su precisión).
Si entendemos la misma frase sustituyendo "exacto" por "propicio" olvido del todo a los verdecitos (no sin gran alivio) y me dá una extraña sensación de algo que sólo ocurre en manipuladas historias y cuentos de fairies.
Pero eso ha sido, un minuto de más, un simple momento no acustumbrado, el que me llevó a mi pasado, y a una serie de terriblemente precisos recuerdos.
Vi a un chico llamando a la casa de una vecina, y por su edad y aspecto lo encontré de lo más normal entre las cosas que me ha tocado ver. Por no sé qué razón no pude estacionarme de inmediato, y el chico al verme me preguntó por la veci usando el nombre de pila de aquella. Le indiqué la casa frente a él. Tuve el tiempo suficiente para ver que el chico fuera despechado por la evidentemente fastidiada cuñada de la solcitada señorita. "No sabe nada" musitó él, ahogando con una sonrisa de insatisfación una queja de mayores proporciones (lo que yo hubiese hecho).
Ocurrido esto el joven de aspecto bonachón se alejó errante como sin saber si esperar a su compañera (pude suponer que le conocía de la escuela) ó largarse con desparpajo ante la falta de interés de aquella en lo que fuera que esperaba hacer.
Me estacioné y recordé un entonces (no muy lejano a decir verdad), donde aquel chico era yo, y la consecuente negativa era para mí, la compañera que no se hallaba en casa era la mía; y la queja tragada, la puntualidad, el andar errante(ese aún lo cultivo en ocasiones) eran cosa muy mía. Patético me califiqué en aquel "entonces" y sin decirlo me propuse abandonar lo que era.
Por lo visto he tenido éxito: La puntualidad es una mera sugerencia que en cierto días la verdad simplemente no se me da, las quejas me las dan a mí, el que no se halla en casa soy yo, y el vecino de la amiga que califica de patético a alguien más cuando se ve en una situación como la descrita; tambien soy yo.
Luego de calificar como patético al chico me sobrevino una horrible culpa. Es decir, yo fui él. Tuve su confianza en el mundo, fui muchas cosas que ahora, admito con algo de pena, carecen de importancia para mí.
Muchas veces me he dicho que no debo ser siervo ni seguir lo que el mundo espera de mí. Por tanto no puedo menos que frustrarme cuando veo que he caído bien redondo en lo que "ellos" han hecho de mí. Como así es, espero que se aguanten...
Derramaría unas cuantas lágrimas si no fuera por que la gripe ya me ha abandonado. Mientras tanto me seguirá valiendo un cheto.
lunes, 1 de junio de 2009
Desloquificacion
imagínate q de pronto entiendes todo
todo encaja
todo tiene sentido
todo es tan complejo y simple
todo se capta desde un vistazo
todo fluye en constancia
todo es comprendido
y te quedas ahí
maravillándote de ese todo
por… ¿q será? 3 años?
y luego comienzas a extrañar algo q no recuerdas
y poco a poco abandonas aquel todo aquel paraíso
ya no todo brilla tan claro
oyes voces alrededor y te interesas más por las babosadas que dicen, que por las
verdades que puedas tener frente a tus mismos ojos
Finalmente, a los 5 años de entrar en contacto con el todo, consigues olvidarlo, re
aprendes el uso del dinero, a trabajar, vuelves a conocer y tratar a tu familia y así es que
ganas tu salida de un hospital psiquiátrico habiendo sido "rehabilitado" gracias a los
tratamientos y cuidados de la institución…
Vuelves a ser uno más
un prisionero de la piel y de las mentes con seguro para q no vueles alto ni a excesos de
velocidad
sino q vayas a un ritmo predecible
que se te pueda mitigar con películas de ficción e historias de falsos amores
eres bienvenido de vuelta…
Como si nunca te hubieras ido.
Debería ser requisito de salida
haber estado loco al menos una vez en la vida.
todo encaja
todo tiene sentido
todo es tan complejo y simple
todo se capta desde un vistazo
todo fluye en constancia
todo es comprendido
y te quedas ahí
maravillándote de ese todo
por… ¿q será? 3 años?
y luego comienzas a extrañar algo q no recuerdas
y poco a poco abandonas aquel todo aquel paraíso
ya no todo brilla tan claro
oyes voces alrededor y te interesas más por las babosadas que dicen, que por las
verdades que puedas tener frente a tus mismos ojos
Finalmente, a los 5 años de entrar en contacto con el todo, consigues olvidarlo, re
aprendes el uso del dinero, a trabajar, vuelves a conocer y tratar a tu familia y así es que
ganas tu salida de un hospital psiquiátrico habiendo sido "rehabilitado" gracias a los
tratamientos y cuidados de la institución…
Vuelves a ser uno más
un prisionero de la piel y de las mentes con seguro para q no vueles alto ni a excesos de
velocidad
sino q vayas a un ritmo predecible
que se te pueda mitigar con películas de ficción e historias de falsos amores
eres bienvenido de vuelta…
Como si nunca te hubieras ido.
Debería ser requisito de salida
haber estado loco al menos una vez en la vida.
jueves, 28 de mayo de 2009
Naranjas; lunas y soles
Ayer la luna estuvo deslumbrante, vestida como estaba con un conjunto súmamente favorecedor aprovechando su temporal esbeltez, rodeada de un inusual velo de misterio que realzaba sus formas y que permitía distinguir la forma en que irradiaba aquella luz suya que tanto me ha cautivado desde tiempo hace. Debo mencionar que mis exactas palabras para describirla fueron: "una luna menguante salida de un cuento de antes de dormir "
Hoy la vi una vez más y, coqueta se cubrió de nuevo con aquel velo que tanta gracia le otorga, pero su destello era reconociblemente naranja.
Hace dos días descubrí un desconocido sol en el espejo retrovisor y me trasladé al espejo de vanidad de mi asiento en el auto; en cuanto me convencí que no era efecto de mi desvelo o sueño latente, le vi cara a ¿corona...? como sea, lo ví en unas fachas o un atuendo conocido sólo en momentos previos al crepúsculo, es decir, se puso el traje unas 12 horas antes de lo normal.
Por suerte pude sacarle un par de fotos con la cámara del móvil; ya que según parece, al señorito el color naranja brillante le ha apenado y no lo quiere volver a lucir sino hasta después de las 5pm. ¡Vaya por Dios!
Espero que esta confesión alentada por el excesivo calor de los últimos días, permanezca en secreto, no sería algo muy grato oír que se comente por alli a mis espaldas. Asumo que se comprende. Gracias por la discreción...
Hoy la vi una vez más y, coqueta se cubrió de nuevo con aquel velo que tanta gracia le otorga, pero su destello era reconociblemente naranja.
Hace dos días descubrí un desconocido sol en el espejo retrovisor y me trasladé al espejo de vanidad de mi asiento en el auto; en cuanto me convencí que no era efecto de mi desvelo o sueño latente, le vi cara a ¿corona...? como sea, lo ví en unas fachas o un atuendo conocido sólo en momentos previos al crepúsculo, es decir, se puso el traje unas 12 horas antes de lo normal.
Por suerte pude sacarle un par de fotos con la cámara del móvil; ya que según parece, al señorito el color naranja brillante le ha apenado y no lo quiere volver a lucir sino hasta después de las 5pm. ¡Vaya por Dios!
Espero que esta confesión alentada por el excesivo calor de los últimos días, permanezca en secreto, no sería algo muy grato oír que se comente por alli a mis espaldas. Asumo que se comprende. Gracias por la discreción...
viernes, 8 de mayo de 2009
De Muletas, Transportes y Cortesías; aquí no se habla.
Hace no mucho, tuve que responder a la pregunta "¿En qué andas?" y no se refería al medio de transporte que utilizo... era para saber a qué me dedicaba. El punto es que no había tenido antes, intención de responder a esa pregunta con toda honestidad. Lo común es cuando pregunta alguien "¿Cómo te va?", y en una glorioso santiamén podemos mandarlo severamente a la fregada con un rebuscadamente inválido "bién" por toda cortesía y respuesta.
Hace unos 5 meses una amiga (algo necia ya), mencionaba acaloradamente la necesidad de hablar sin muletillas en la vida diaria. Que yo supiera, las muletillas son esas palabrillas (jaja ya sonaré a Flanders) innecesarias que se cuelan en el flujo de nuestro discurso, demostrando nuestros breves accesos neuróticos y entorpeciendo bastante el curso del habla, bueno, este, supongo que eso son, porque, bueno, eso fue lo que me han dicho...
Dejando de lado la igualmente innecesaria estupidez que recién escribí; como dije, eso era lo que yo tenía entendido por muletillas. Mi amiga me aclaró que los monosílabos y las palabras que por motivos nulos han sido implantados en nuestra forma de hablar, a menos que consideres las cortesías un motivo verdadero... son muletillas igualmente, sólo que esas no las discriminamos, porque fueron creadas para ser bien vistas y es tremendamente dificil deshacerse de ellas, ya que parecieran venir desde que mamamos por primera ocasion del pecho materno.
¿Y que si es dificil? ¡Vaya si no! Recuerdo en otra ocasion, una dama adulta que por un asunto de trabajo social pretendía fraternizar conmigo, me dijo que ignorara decirle DOÑA M... y le hablara por su nombre de pila. Basta decir que en ese momento aquello me hizo caerme de espaldas (o al menos pensarlo). Como carajos se espera que abandone una práctica por la que me han felicitado, aplaudido, y en fin, recompensado y reforzado de centenares de formas desde antes que supiera el axioma del 1+1=2.
Lo anterior me recuerda a una de esas creativas canciones (no puedo encontrar un calificativo más adecuado) que de alguna forma conozco y tarareo sin saber realmente porqué lo hago. La canción dice "no se puede corregir a la naturaleza, árbol que crece torcido, jamás sutronco endereza." me parece que la cancion se llama "el gran varón"... y es una realidad lo dificil de esta clase de condicionamientos y lo profundo de su apego dentro de la psique humana, pero de que se puede ignorarlos, se puede. Conozco casos vivos que lo demuestran.
De algún modo respondí a esa pregunta. Es más que obvio que la respuesta se da por sí sola, cuando hago un sencillo recordatorio de mis actividades a lo largo del mes. Lo inusual de "¿En qué andas?" es que casi nadie pregunta, ni espera conocer la respuesta a eso. Mencionar la escuela y algún dilema o problema con ella, resultaría perfectamente normal, mas no correcto, pues se evade la pregunta; y esto es enmascarar mis acciones ante alguien más. Si no tengo pudor de ocultarle a otros lo que hago, ¿qué me señala que no genero reservas para revelarme a mí mismo lo que hago? Probablemente, querido lector o lectora, en este punto ya las referencias te habran hartado, la ironía quizás atractiva del inicio de la nota se haya desvanecido, y el imprudencial uso de palabras esté dejando de hacer efecto en tí. Pero si algo de lo que decía este mismo párrafo antes de dirigirme a tí personalmente, te suena conocido, entonces eres bienvenido a mi mundo.
La falta de confianza y certeza es un gran mal de nuestro tiempo. Desafortunadamente, en todo hay oportunidad para hacer negocios, y esto no excluye a este mentado malestar. Confiar en las personas puede ser arriesgado, confiar en Dios puede ser seguro, si se lo cree con vehemencia, pero creer en uno es vital, y no sólo para seguir existiendo, sino para Vivir.
Sigo odiando a Facebook, pero ayer coqueteé con él. Le dedico media sonrisa, traicionera y falsa, pero sonrisa al fin.
Hace unos 5 meses una amiga (algo necia ya), mencionaba acaloradamente la necesidad de hablar sin muletillas en la vida diaria. Que yo supiera, las muletillas son esas palabrillas (jaja ya sonaré a Flanders) innecesarias que se cuelan en el flujo de nuestro discurso, demostrando nuestros breves accesos neuróticos y entorpeciendo bastante el curso del habla, bueno, este, supongo que eso son, porque, bueno, eso fue lo que me han dicho...
Dejando de lado la igualmente innecesaria estupidez que recién escribí; como dije, eso era lo que yo tenía entendido por muletillas. Mi amiga me aclaró que los monosílabos y las palabras que por motivos nulos han sido implantados en nuestra forma de hablar, a menos que consideres las cortesías un motivo verdadero... son muletillas igualmente, sólo que esas no las discriminamos, porque fueron creadas para ser bien vistas y es tremendamente dificil deshacerse de ellas, ya que parecieran venir desde que mamamos por primera ocasion del pecho materno.
¿Y que si es dificil? ¡Vaya si no! Recuerdo en otra ocasion, una dama adulta que por un asunto de trabajo social pretendía fraternizar conmigo, me dijo que ignorara decirle DOÑA M... y le hablara por su nombre de pila. Basta decir que en ese momento aquello me hizo caerme de espaldas (o al menos pensarlo). Como carajos se espera que abandone una práctica por la que me han felicitado, aplaudido, y en fin, recompensado y reforzado de centenares de formas desde antes que supiera el axioma del 1+1=2.
Lo anterior me recuerda a una de esas creativas canciones (no puedo encontrar un calificativo más adecuado) que de alguna forma conozco y tarareo sin saber realmente porqué lo hago. La canción dice "no se puede corregir a la naturaleza, árbol que crece torcido, jamás sutronco endereza." me parece que la cancion se llama "el gran varón"... y es una realidad lo dificil de esta clase de condicionamientos y lo profundo de su apego dentro de la psique humana, pero de que se puede ignorarlos, se puede. Conozco casos vivos que lo demuestran.
De algún modo respondí a esa pregunta. Es más que obvio que la respuesta se da por sí sola, cuando hago un sencillo recordatorio de mis actividades a lo largo del mes. Lo inusual de "¿En qué andas?" es que casi nadie pregunta, ni espera conocer la respuesta a eso. Mencionar la escuela y algún dilema o problema con ella, resultaría perfectamente normal, mas no correcto, pues se evade la pregunta; y esto es enmascarar mis acciones ante alguien más. Si no tengo pudor de ocultarle a otros lo que hago, ¿qué me señala que no genero reservas para revelarme a mí mismo lo que hago? Probablemente, querido lector o lectora, en este punto ya las referencias te habran hartado, la ironía quizás atractiva del inicio de la nota se haya desvanecido, y el imprudencial uso de palabras esté dejando de hacer efecto en tí. Pero si algo de lo que decía este mismo párrafo antes de dirigirme a tí personalmente, te suena conocido, entonces eres bienvenido a mi mundo.
La falta de confianza y certeza es un gran mal de nuestro tiempo. Desafortunadamente, en todo hay oportunidad para hacer negocios, y esto no excluye a este mentado malestar. Confiar en las personas puede ser arriesgado, confiar en Dios puede ser seguro, si se lo cree con vehemencia, pero creer en uno es vital, y no sólo para seguir existiendo, sino para Vivir.
Sigo odiando a Facebook, pero ayer coqueteé con él. Le dedico media sonrisa, traicionera y falsa, pero sonrisa al fin.
lunes, 4 de mayo de 2009
Inverosimilitudes Crónicas
Día y noche escuchando recomendaciones... si me sirviera una sopa de letras vería ahi mismo escritas las conductas anti-influenza.
En una reacción emergente, busco trascender de esta angustiosa situación que, sin desearlo ni aceptarlo siquiera, me envuelve. Como si fuese apurando las condiciones para llegar al inevitable fin de la vida.
Desde hace ya tiempo, tengo presente que el fin de la vida, me refiero a lo que le da término; es la muerte, vivo para morir, es quizás la única certeza que tendré en mi vida: mi propia muerte. Dándo validez a esta innegable realidad, es que me tranquiliza enormemente pensar en mi estado de salud. Como si fuese importante.
Miles de correos han afirmado que la vida no se mide en segundos, sino en instantes que quitan el aliento. Quisiera creerlo.
Si de mi dependiera, desde que el Sr. Calderón declaró emergencia y cese de actividades, me hubiese largado al DF. Ver por mis propios ojos (o las odiosamente necesarias micas que se anteponen a ellos) los vacíos sin precedentes y la bella lunática conducta antinatural de los capitalinos. Qué busco? el peligro? las vistas? desafiar las reglas? infortunadamente, creo que debería estar ahi para saberlo, si existe alguna forma de saberlo realmente. En tanto, como para el resto de los casos; los más probable es que quien sabe.
Perder unos lentes puede dar algo de pena si pensamos en el dinero o la funcion que nos servían; pero si en verdad nunca los deseamos (mi caso), la pena es que no haya pena. La pena sería estar en una abierta desfachatez.
Un temor me aqueja, el temor más grande que noto, es el no saber. Desde pequeño, en la oscuridad, la falta de luz no era mi miedo, sino el no saber qué, dentro de las sombras...
Mi pecho se ensancha temeroso. Hay dos cosas que me llaman demasiado. Una de ellas es la belleza que es ubicable en casi cualquier sitio. La otra es el peligro. Si las conjugas, me vuelvo loco... qué más da?
Debería ser un requisito para abandonar la vida... haber sido loco por lo menos una vez en la vida.
Pero que de un domingo a un lunes lo haga todo mi país? Cómo carajos no me voy a sentir ofendido?
Odio Facebook.
sin más palabras.
En una reacción emergente, busco trascender de esta angustiosa situación que, sin desearlo ni aceptarlo siquiera, me envuelve. Como si fuese apurando las condiciones para llegar al inevitable fin de la vida.
Desde hace ya tiempo, tengo presente que el fin de la vida, me refiero a lo que le da término; es la muerte, vivo para morir, es quizás la única certeza que tendré en mi vida: mi propia muerte. Dándo validez a esta innegable realidad, es que me tranquiliza enormemente pensar en mi estado de salud. Como si fuese importante.
Miles de correos han afirmado que la vida no se mide en segundos, sino en instantes que quitan el aliento. Quisiera creerlo.
Si de mi dependiera, desde que el Sr. Calderón declaró emergencia y cese de actividades, me hubiese largado al DF. Ver por mis propios ojos (o las odiosamente necesarias micas que se anteponen a ellos) los vacíos sin precedentes y la bella lunática conducta antinatural de los capitalinos. Qué busco? el peligro? las vistas? desafiar las reglas? infortunadamente, creo que debería estar ahi para saberlo, si existe alguna forma de saberlo realmente. En tanto, como para el resto de los casos; los más probable es que quien sabe.
Perder unos lentes puede dar algo de pena si pensamos en el dinero o la funcion que nos servían; pero si en verdad nunca los deseamos (mi caso), la pena es que no haya pena. La pena sería estar en una abierta desfachatez.
Un temor me aqueja, el temor más grande que noto, es el no saber. Desde pequeño, en la oscuridad, la falta de luz no era mi miedo, sino el no saber qué, dentro de las sombras...
Mi pecho se ensancha temeroso. Hay dos cosas que me llaman demasiado. Una de ellas es la belleza que es ubicable en casi cualquier sitio. La otra es el peligro. Si las conjugas, me vuelvo loco... qué más da?
Debería ser un requisito para abandonar la vida... haber sido loco por lo menos una vez en la vida.
Pero que de un domingo a un lunes lo haga todo mi país? Cómo carajos no me voy a sentir ofendido?
Odio Facebook.
sin más palabras.
martes, 10 de febrero de 2009
Carta al Jefe/ feb//2009
J...
Hola, ¡qué onda! sé qué me conoces de todas maneras, y que escribir estas líneas son pura audacia. Aún así me urge declarar que siento unas regresiones o retrocesos en mi forma de ser. Para que te hagas una idea, me he estado sintiendo como en aquellos días en que todo es nuevo y conocido; aquellos días en que todo es (y era) ajeno e irremediablemente propio, aquellos días en que nisiquiera el espejo podría describir mi aspecto.
Me convenzo cada vez más que esos estados supuestos que llamamos (alcanzamos) "avances", son un simple cambio de fase, para casi cualquier situación. Si dichas fases son cíclicas, entonces me explico un montón de cosas...
Si mirar como loco al cielo en noches de luna bella, y desenrredar la canción que el viento teje susurrando a través de las ramas de un árbol, o disfrutar imbecilmente el frío matutino, son pruebas de insanía, me declaro mil veces culpable.
Entiendo que siempre me entiendas, aunque no entiendo cómo. Sé que me amas, aunque me cuesta entender últimamente, que el universo no comience después de mi nariz, sino en tí, y en tí mismo tome fin. Me cuesta creer cuando busco soñar...
Mi mundo está mal, necesita, sufre, sangra por ser reconfigurado... busco algo que me explique todo y me deje con suficientes dudas para seguir vivo uno que otro instante más, para entonces, seguir viviendo y ocupándome de sutilezas, como solía ser.
Extrañaba cosas, extraño situaciones, y extrañaré personas. Pero nunca me confundo tanto como cuando me extraño (me captas, ¿verdad?, porque yo no... y es menester que alguien lo haga). Para "cuando pase el temblor", la señal que de él me libre quedará grabada en piedra en mí. Sé que harás el favor de hacer de ella una obra escultórica, gracias por adelantado.
Una cosa más, ¿podría llorar de vez en cuando? Según parece, con lágrimas, es un poco más ligero vivir.
Hola, ¡qué onda! sé qué me conoces de todas maneras, y que escribir estas líneas son pura audacia. Aún así me urge declarar que siento unas regresiones o retrocesos en mi forma de ser. Para que te hagas una idea, me he estado sintiendo como en aquellos días en que todo es nuevo y conocido; aquellos días en que todo es (y era) ajeno e irremediablemente propio, aquellos días en que nisiquiera el espejo podría describir mi aspecto.
Me convenzo cada vez más que esos estados supuestos que llamamos (alcanzamos) "avances", son un simple cambio de fase, para casi cualquier situación. Si dichas fases son cíclicas, entonces me explico un montón de cosas...
Si mirar como loco al cielo en noches de luna bella, y desenrredar la canción que el viento teje susurrando a través de las ramas de un árbol, o disfrutar imbecilmente el frío matutino, son pruebas de insanía, me declaro mil veces culpable.
Entiendo que siempre me entiendas, aunque no entiendo cómo. Sé que me amas, aunque me cuesta entender últimamente, que el universo no comience después de mi nariz, sino en tí, y en tí mismo tome fin. Me cuesta creer cuando busco soñar...
Mi mundo está mal, necesita, sufre, sangra por ser reconfigurado... busco algo que me explique todo y me deje con suficientes dudas para seguir vivo uno que otro instante más, para entonces, seguir viviendo y ocupándome de sutilezas, como solía ser.
Extrañaba cosas, extraño situaciones, y extrañaré personas. Pero nunca me confundo tanto como cuando me extraño (me captas, ¿verdad?, porque yo no... y es menester que alguien lo haga). Para "cuando pase el temblor", la señal que de él me libre quedará grabada en piedra en mí. Sé que harás el favor de hacer de ella una obra escultórica, gracias por adelantado.
Una cosa más, ¿podría llorar de vez en cuando? Según parece, con lágrimas, es un poco más ligero vivir.
Siempre Tuyo
Lútz
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